La Evaluación de los estudiantes en la Universidad

Desde un punto de vista general, "evaluar" significa estimar, apreciar o calcular el valor de algo, por tanto, una aproximación al término sería "elaborar un juicio sobro el valor o el mérito de algo. Si se pretende entonces que este juicio sea algo más que una sola impresión se deben dar dos etapas previas, recoger evidencias y la aplicación de ciertos criterios de calidad que permitan derivar una estimación sobre el objetivo evaluado. Cuando esto se aplica a la enseñanza el objeto a ser juzgado o evaluado es el aprendizaje del estudiante.

Hipotéticamente los propósitos al evaluar el aprendizaje de los estudiantes incluyen entre otros, derivar en calificaciones, orientar al estudiante para la mejora de su rendimiento o aprendizaje, descubrir las dificultades de los estudiantes, descubrir las dificultades del docente para enseñar aquello que quiere enseñar, valorar determinados métodos de enseñanza y motivar a los estudiantes hacia el estudio.

Suele suceder, en ocasiones, que la imagen que los docentes suelen tener en su papel a la hora de evaluar es la de comprobar y medir de la forma más objetiva posible el rendimiento académico de los estudiantes. Resulta evidente que el proceso de aprendizaje no se realiza simplemente por el placer de aprender o ocupar un espacio en la sociedad, implica entonces, esfuerzo, trabajo e incluso aptitudes, y resulta que hay un mínimo, en el la forma de aprender y los objetivos alcanzados, para progresar e inevitablemente llega un momento en el que el docente evaluará si el estudiante ha superado ese mínimo para continuar adelante en su programa o deba repetir determinadas actividades o quizás decida que es mejor que abandone y se dedique a otros menesteres. Y hasta el posible, en todo caso deseable, que el mismo catedrático, como en todo proceso, vaya aprendiendo sobre sus propias posibilidades profesionales, sobre el valor de su programa de enseñanza, sobre los posibles errores que intentará no volver a cometer y sobre nuevas formas, mejores, de enseñar y preparar.

La evaluación como parte de la enseñanza es un proceso que entre otros aspectos, también forma parte del intento porque el estudiante aprenda. Se trata, en suma, de un juicio sobre el aprendizaje del estudiante en el cual los catedráticos tienen una parte de responsabilidad.

Brown et al.1997, menciona: "si se quiere cambiar los aprendizajes de los estudiantes entonces cambie las formas de evaluar esos aprendizajes".

En consecuencia, la evaluación no es un sistema para detectar lo que el estudiante "no sabe", sino para ayudarle a asimilar lo que sabe y a incentivarlo para que aprenda lo que desconoce. La evaluación no es tampoco una herramienta de autoridad en la mano del profesor, es una ocasión para profundizar en los contenidos de la materia. Si el estudiante ha aprovechado la oportunidad, es razón más que suficiente para reconocérselo, porque el saber no se mide únicamente cuantitativamente sino generativamente, es decir, como capacidad para seguir aprendiendo.